Conocidas como “Arañas Lobos” por sus costumbres cazadoras, las Lycosas integran numerosísimas especies que se hallan distribuídas por todo el mundo. Se trata de un género de arañas araneomorfas de la familia Lycosidae, cuyos ejemplares se definen por ser hábiles corredores.
Normalmente, las arañas del género Lycosa acusan un tamaño comprendido entre los 2 y 3 centímetros. Su color es castaño oscuro y presentan un diseño particular en el abdomen, que en la mayoría de los casos consiste en una barra oscura que se asemeja a la punta de una flecha.
Como buenas cazadoras, sus patas y quelíceros (piezas bucales) son fuertes, siendo el cuarto par de patas el más largo. Dos de sus ochos ojos son más grandes y frontales que el resto, lo que les permite tener mejor visión que la mayoría de los arácnidos, por lo que pueden orientarse visualmente y acosar activamente a sus presas.
Las Lycosas suelen realizar sus actividades durante la noche y no tejen redes. Deambulan por el suelo, excavando pequeños túneles verticales desde los que acechan a sus presas, cuya presencia detectan por las vibraciones del suelo.
Sus habilidades les permiten sobrevivir tanto en ambientes rurales como urbanos, y se las puede hallar en baldíos y jardines, bajo piedras y otros objetos, u ocultas en las grietas de los muros.
Su veneno es de acción necrótica (provoca la muerte celular o de tejido), aunque los casos de picaduras en humanos por estas arañas son pensados muy raros y de menor importancia que otras especies.
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