Esta serpiente, cuyo hábitat se extiende desde México hasta Argentina, es conocida también con el nombre científico de Crotalus durissus, o por las denominaciones populares de víbora de cascabel, cascabel tropical, cascabela o simplemente cascabel.
El cuerpo de las serpientes de cascabel es robusto y cubierto de escamas, por lo general con un color de fondo marrón claro y adornado con una serie de rombos marcados por escamas de tonalidad blancuzca, mientras que a los costados se pueden apreciar triángulos oscuros.
La cabeza de la serpiente de cascabel presenta forma triangular, con un hocico corto y romo y está protegida por pequeñas escamas que le dan un aspecto áspero.
Los ejemplares adultos pueden medir entre 100 cm y 130 cm de longitud, aunque se han reportado casos de serpientes de casi dos metros de largo. En el extremo de su cola se encuentra el famoso cascabel, que en realidad es un apéndice córneo, articulado en 14 segmentos engarzados entre sí y que producen un sonido característico cuando el animal los agita frenéticamente.
Advertencia de peligro
En caso de que la serpiente se sienta acorralada o amenazada por otro ser vivo, enroscará la parte inferior de su cuerpo hasta formar una S con la superior (para darle más velocidad a su ataque), y elevará por dentro de su cuerpo el extremo de su cola, haciendo sonar su cascabel, como aviso del peligro.
La serpiente de cascabel puede parir hasta 30 crías que nacen envueltas en una delgada membrana transparente que rompen inmediatamente para respirar y al poco tiempo del nacimiento realizan su primer muda de piel, dejando expuesto el primer anillo del cascabel.
Esto ha llevado a creer que es posible determinar la edad de las serpientes a través del número de segmentos del cascabel, lo que es inexacto, ya que suelen mudar de piel varias veces durante un mismo año.
El régimen alimentario de la serpiente de cascabel es carnívoro, siendo los roedores su principal comida, aunque en determinadas ocasiones no desdeña agregar al menú a aves y otros reptiles.
Para acechar a sus presas dispone de un verdadero arsenal de sensores que le permiten rastrearlas sin dificultad, tanto de día como de noche. Su lengua, por ejemplo, posee unos terminales altamente sensibles que le permiten seguir el rastro dejado en el ambiente por la presa.
Otro sistema de detección de la serpiente de cascabel está constituido por las llamadas fosetas loreales, unos notorios orificios que se ubican entre los ojos y las fosas nasales, que resultan muy útiles para cazar en la oscuridad, ya que detectan el calor de los animales de sangre caliente y le permiten determinar con precisión el tamaño de los mismos y la distancia a la que se encuentran.
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