Este cetáceo alcanza a medir entre 13 y 15 metros, en el caso el macho, y cerca de 16 metros, en la hembra. El peso del ejemplar adulto puede observar hasta 50 toneladas métricas. Las crías de la Ballena Franca Austral, cuando nacen, miden de 3 a 5 metros de longitud.
Por lo general, esta especie marina exhibe una coloración negra. Aunque su característica más conocida son las callosidades que se crean en su cabeza y labios. Éstas formaciones, pobladas de crustáceos y parásitos, le brindan a cada ejemplar un aspecto particular que ayuda a diferenciarlo e identificarlo con precisión.
Otra peculiaridad de la Ballena Franca Austral es la ausencia de aleta dorsal en el lomo. Posee una aleta caudal que se diferencia por su hendidura, y acostumbra a sobresalir un tiempo en la superficie al momento de sumergirse.
Aunque estas ballenas se distribuyen a lo largo del Atlántico Sur, sus principales ámbitos de alimentación se hallan cerca de la Antártida, donde se ubican grandes cantidades de krill, esos pequeños crustáceos que forman su principal alimento, del que pueden llegar a consumir hasta una tonelada diaria.
La caza indiscriminada, llevada adelante durante los siglos XIX y XX, causo que casi el 90 % de la población de la Ballena Franca Austral desapareciera, lo que a partir de 1937 generó una lucha proteger a esta especie. No obstante, recién en 1982, se llegó a un acuerdo que prohibió la caza, a partir de 1986, de estos encantadores y enormes animales.
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