El puma es el cuarto felino más grande del mundo y el segundo de mayor tamaño en América, posteriormente del jaguar. Pertenece a la subfamilia felinae, y su parentezco con los gatos queda evidenciado por su contextura física, sus movimientos y en el hecho de que suele ronronear como lo hacen los felinos pequeños.
Los ejemplares machos alcanzan a medir hasta 2 metros de largo sin contar la cola y alcanzan una altura hasta los hombros de 60 a 70 cm. Su peso puede llegar a los 100 kg. No obstante, estas medidas pueden variar considerablemente, teniendo en cuenta la zona que habitan, su alimentación y el tipo de subespecie a la que conciernen.
La cabeza del puma es redonda y las orejas se hallan erguidas. Tiene poderosas patas delanteras, cuello, mandíbulas y colmillos que le sirven para atrapar y matar grandes animales. Tiene cinco garras retráctiles en las patas delanteras, útiles para aferrarse a la presa, y cuatro de las patas posteriores.
Por lo general, el pelaje de este animal muestran un color dorado, aunque existen ejemplares que lucen un color gris plateado o rojizo, con ligeros parches en el cuerpo, incluidas cerca de las mandíbulas y el cuello.
Como buen cazador que asecha, el puma se desplaza en forma silenciosa hasta acercarse lo más posible a sus presas, que pueden ser ciervos, venados, alces, cabras, roedores y aves. En zonas boscosas o con vegetación alta, el puma puede subirse a los árboles para acechar a sus víctimas y saltar sobre el lomo de éstas, con intención de quebrarle la columna vertebral con sus fuertes mandíbulas.
Las crías del puma nacen luego de un período de gestación de tres meses, en cualquier época del año, y tienen ojos azules y anillos en la cola.
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